Estética de la vida

Andrea Ángeles Pérez

Mayo 24, 2018
No. 21/2018

Web-banner_boletin21

Lágrima. 1: fotografía de microscopio, 2: vectorización, 3: impresión, serigrafía sobre papel de algodón, 4: recorte láser en madera.
Fotografías 1,2 y 4: Edith Medina, 3: Patricia Peña y Joram Patiño, 2018

“Lo esencial es invisible a los ojos”, le dijo en forma de secreto el zorro al Principito en la célebre obra de Antoine de Saint-Exupéry. Este mismo secreto está presente en la obra de la artista Edith Medina, licenciada en Relaciones Internacionales por la UNAM con estudios complementarios en arte y biología en la Universidad Oberta de Cataluña. Retomando técnicas científicas y biotecnológicas –como microfotografía y cultivos bacterianos– la obra de la artista permite echar un vistazo al mundo invisible y esencial que subyace detrás de nuestra vida cotidiana.

INVENTARSE EL MUNDO

Durante el seminario Naturaleza Especulativa. Ciencia y Creatividad, el pasado 7 de abril en el Centro de Ciencias de Complejidad, la artista citó una frase del doctor en Ciencia Computacional Alan Kay para describir su trayectoria: “la mejor manera de predecir el futuro, es inventarlo”.

Esta frase describe bien cómo comienza el proceso creativo de Medina: a través de transformar la realidad en ficción mediante la experimentación de nuevos materiales y la intervención multidisciplinaria.

Mediante su trabajo como bioartista Medina cuestiona la representación de la naturaleza y la ciencia en la cultura occidental contemporánea. Le da un formato de salida distinto a partir de la forma en que utiliza los elementos orgánicos para generar nuevas formas de entender los desechos, las lágrimas o los espacios públicos; así propone nuevos escenarios de la realidad. Estos panoramas creados pueden concretarse en el futuro, es decir, postula lo que todavía no sucede pero puede suceder, comentó en entrevista.

El proceso de diseño-ficción y experimentación de Medina parte de la curiosidad. Es el espíritu inquisitivo lo que lleva a la artista a retomar elementos de la naturaleza, métodos biotecnológicos y científicos para crear sus obras. Durante el seminario la artista explicó en detalle su proceso creativo donde ciencia y arte se intersectan en temas como el llanto, los microbios o la geolocalización, fotografía y microscopía.

VIDAS INVISIBLES

Estamos rodeados de un mundo invisible. Organismos microscópicos como las bacterias son imprescindibles para la salud, para la vida en el planeta y para la industria de los alimentos fermentados como el vino, la mantequilla o el queso.

Fue justo en este mundo de seres microscópicos e imprescindibles donde la artista encontró las primeras respuestas que saciaban su curiosidad. Comenzó a hacer cultivos microbiológicos en cajas Petri, constituidos por una sustancia gelatinosa derivada de algas denominada agar y que contiene los nutrientes necesarios para el crecimiento de colonias bacterianas y hongos. Estas vidas invisibles se materializan a través de colores y formas diversas en la obra de Medina Biologías cotidianas (dinámicas de vida vidas invisibles)”.

bol21

Cultivo de bacterias. Fotografía: David Samayoa, 2014

A través de este tipo de métodos la artista visibiliza el mundo de las bacterias y hongos, el cual normalmente pasa desapercibido a nuestros ojos, lo cual permite construir un nuevo imaginario de la vida y cuestionar la forma en que nos relacionamos con lo invisible.

LLORANDO UN MICROCOSMOS

Llorar es derramar un mundo a través de los ojos. El llanto recoge a su paso bacterias, historias, emociones y construcciones sociales. Es lo que Edith Medina expresa en su obra A lágrima viva: Fisiología biológico social de una lágrima” por medio de cultivos en cajas Petri y tubos con lágrimas.

“[...] empecé a llorar por todo y fue cuando me hice diversas preguntas que intenté resolver a partir de esta pieza. Por un lado la intención fue cuestionar la construcción social en torno al llanto, además de definir su función biológica y estructura bioquímica de los tipos de lágrimas –de tristeza, alegría o enojo–”, explicó la artista durante el seminario.

Para tener una muestra diversa de lágrimas le pidió a veinte mujeres (además de la artista) que recolectaran una muestra en tubos Eppendorf para su análisis bioquímico y microbiológico llevado a cabo en el Laboratorio de Bioquímica Médica del Cinvestav.

En las pruebas bioquímicas se examinaron proteínas, incluyendo la actividad de la lisozima –un tipo de proteína presente en saliva, lágrimas y leche materna que da protección contra ciertos microbios—.

Se encontró que existen diferencias entre las muestras de las lágrimas, indicando que a pesar de que comparten un origen y función biológica, existen sellos característicos de acuerdo a la persona y el motivo del llanto.

El análisis microbiológico se realizó a través de un antibiograma –una prueba que permite medir la sensibilidad hacia antibióticos—, donde se empleó la misma lisozima para generar patrones de crecimiento bacteriano, trazando el dibujo biológico que conforma el llanto de cada mujer. Estos patrones varían según el contenido bioquímico de las lágrimas.

Sin embargo, las lágrimas son más que un líquido de origen biológico que permite limpiar y lubricar el ojo. Existe también una representación social en torno al acto de llorar. Todos hemos escuchado alguna vez estas frases: “lágrimas de cocodrilo” o “llorar a lágrima viva”. Cada una de ellas conlleva una construcción social y un simbolismo cultural en torno al llanto, algo que también se cuestionó la artista.

La obra de Medina permite ver que el llanto no sólo involucra una función biológica, sino también intimidad, emociones y concepciones sociales.

ROMPIENDO FRONTERAS

Robert T. Tally Jr. expresa que la experiencia del ser humano en el mundo es una navegación a la deriva. Sin embargo, éste se sirve de la cartografía y las bitácoras para que los lugares cobren sentido a partir de su observación e imaginación. Por ello, Medina, a través de mapas y fotografías refleja simbólicamente los espacios que recorrió durante tres meses en un viaje de Mallorca a Cataluña (España), en su obra Microgeografías: paisajes urbanos.

1
2
3

Fotografías: alumnos de la FAD-UNAM

Durante este trayecto obtuvo más de treinta muestras de desechos que se encontraban en el suelo: gomas de mascar, plumas de aves, tickets, entre otros. De cada recolección generó una bitácora donde incluyó geolocalización, imágenes y patrones de desechos. Tras la clasificación de las muestras, las preparó y observó en el microscopio. El resultado final fue un mapa que relaciona ubicación, imágenes del sitio y microfotografías de las muestras.

De esta forma, la artista refleja el entorno biológico, social y urbano de cada sitio recorrido. Narra la historia de cada ciudad a través de objetos y desechos que normalmente pasan desapercibidos.

A través de su trabajo en el bioarte, Edith Medina construye una nueva forma de reinterpretar a los seres humanos como seres biológicos, sociales y políticos, lo cual permite replantear sus construcciones acerca de la naturaleza y cuestionar los límites tradicionales entre ciencia y arte. De tal forma busca modificar procesos históricos y culturales.

Las fronteras entre ciencia, diseño, biotecnología y arte son difusas, como lo demuestra la artista a partir de sus creaciones. La creatividad y la experimentación son la llave para romper esos límites y generar un futuro distinto, nuevos escenarios e incluso intervenir en la crisis socio-ecológica actual a través de sus distintos proyectos artísticos en su estudio personal: Biology Studio.

“Al repensar nuestra comprensión de la naturaleza, podemos crear radicalmente una nueva relación entre la ciencia y la creatividad”, concluyó la artista al término de su seminario. Con esta idea Edith Medina invita a cuestionar y crear nuevas representaciones de la realidad a través de la creatividad y la experimentación multidisciplinaria.

Descargar el pdf