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Tres documentales latinoamericanos en el cierre de la muestra FICMA-ONU Medio Ambiente México 2019 en el C3

   Cesar Montes Figueroa
   29 de agosto de 2019

La punta de un bote se desliza suavemente sobre las aguas del lago Mapacocha, navegando hacia una modesta casa de madera, completamente rodeada de agua. Estamos en Santo Tomás, una pequeña villa en la región de Loreto, Perú.

Es en esa casa donde Nika Belianina pasó un mes, en medio de la Amazonía peruana durante la temporada de lluvias, filmando el cortometraje El Río de los Kukamas.

En otra casa, a miles de kilómetros de distancia, una familia en la ciudad de México nos comparte su recorrido cuesta abajo, hacia el río, a través de la lente de Jorge Luis Hernández Rosas. La Ruta del Agua es un recorrido, al mismo tiempo histórico e hipotético, que nos muestra el esfuerzo que alguna vez representó viajar al río para abastecerse del vital recurso mientras que el viaje en el presente nos muestra que ese río se ha transformado en algo más.

Con estos dos cortometrajes, y el mediometraje colombiano La Línea Amarilla, se cierra este viernes 29 de agosto el tour de cine FICMA-ONU en el C3.

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El Río de los Kukamas
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La Ruta del Agua
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La línea Amarilla

   Ríos de contrastes

En El Río de los Kukamas el agua es un elemento envolvente, un escenario dinámico. “Quise crear el sentimiento meditativo de calma y tranquilidad que brinda el agua. Es una reflexión de la vida”, escribió Belianina vía correo electrónico. Sin embargo, ese ambiente a veces calmado es también el terreno en donde se desarrollaban todas las actividades de la villa. Por ejemplo, en una de las tomas favoritas de la directora, se observa un grupo de chicas estudiantes caminando al atardecer con las nubes sobre el horizonte, es “un pedazo de la realidad de Santo Tomás en la cual los estudiantes a veces deben llevar sus propias sillas a la escuela”, compartió la directora.

En cambio, para Jorge Luis Hernández Rosas el agua y el río son un personaje, un elemento al mismo tiempo víctima y victimario: “No podemos negar que la crisis del agua está llegando. Considero que es inevitable que suceda, [...] el verdadero problema es la indiferencia y la mejor manera en que podemos combatirla es contando historias, de qué tanto hemos modificado la tierra, y cómo nos perjudica a todos, así como de lo qué podemos hacer para mejorar nuestro entorno”.

   Cine e interdisciplina

Hernández Rosas, quien es ingeniero ambiental de profesión, considera que la interdisciplina es la manera en la que debemos enfocarnos para solucionar los problemas contemporáneos. Para el documentalista, es fundamental tener una visión más universal para poder “encontrar y entender otras realidades, conocer otros mundos y encontrar otro tipo de soluciones a las problemáticas que nos rodean”. En entrevista vía correo electrónico explica: “cuando realizo un proyecto encuentro una problemática y la analizo desde mi mirada como ingeniero y como artista para luego aterrizar mi análisis como un ciudadano común, lo cual da como resultado proyectos en apariencia simples, pero altamente reflexivos”.

Para Hernández Rosas, muestras de cine como la de FICMA-ONU son importantes pues permiten al público conocer otros mundos, historias e ideas a las cuales tal vez no podría acercarse de otra forma. Por otra parte, desde el lado de los realizadores, abre un espacio para compartir perspectivas y motiva al cineasta a seguir con su labor.

   De adentro hacia afuera

“Esta película me permitió llamarme a mi misma camarógrafa y estoy muy agradecida por eso”, escribió Belianina. No fue tarea fácil para la directora nacida en Rusia, cuyo plan original era documentar la vida de las mujeres sin hijos de la villa. Sin embargo, cuando ninguna accedió a ser filmada tuvo que improvisar. Con dificultades técnicas y equipo con el que no estaba familiarizada logró finalmente sacar a flote el proyecto.

Con Don Pablo Taricuarima como narrador, el organizador del festival Kukama presta su voz para compartir algo de la cosmovisión, lenguaje y tradiciones que tanto se esfuerza por preservar. La difusión del cortometraje le ha ayudado a ser tomado más en serio por el resto de la comunidad e incluso recibir una beca para enseñar su lengua a los niños de la villa.

Como muchos de los proyectos en esta muestra, Belianina enfoca su lente en la historia que quiere contar, una historia en la que busca encontrar la belleza escondida en las cosas simples. Vivir un mes en un pueblo que casi no tiene espejos le ayudó a salirse de sí misma y buscar a los demás.

“Soy una rusa viviendo en Canadá, contando una historia peruana, sentí que quería preservar algo dentro de mí también. La nostalgia por una conexión más profunda con la naturaleza mientras veo su rápida desaparición en Canadá y alrededor del mundo", reflexionó sobre el hecho de que la propia comunidad rechaza su propia identidad. “Siento que [la identidad] es muy importante ya que somos naturaleza y negarlo sólo esta causando daño. También aprendí sobre la discriminación del gobierno hacia los grupos indígenas en Perú. Traté de hacer brillar algo de luz en su rincón del mundo”.

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