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No habrá desarrollo sustentable sin empresas sustentables

La teoría económica analiza cómo las empresas pueden colaborar al desarrollo sostenible a través de toda su cadena de valor

   Evelyn C. Ayala
   28 de febrero de 2022

Para que cada país, y el mundo, avancen hacia el desarrollo sustentable es necesario que las empresas, independientemente de su rubro, adopten y fortalezcan políticas horizontales que mitiguen sus impactos negativos en el medio ambiente.

Pero lograrlo no es fácil. Uno de los grandes retos para que las compañías alcancen la sostenibilidad es establecer los parámetros que indiquen cuándo una empresa es sostenible y cuándo no.

Así lo explicó Paola Selene Vera Martínez, investigadora de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM, durante la ponencia “Cambio climático, salud y empresa” como parte del Seminario permanente “Complejidad y salud” del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3), el pasado 25 de noviembre.

Por un lado, cada país tiene reglas distintas para regular a las empresas. “Tiene que ver con marcos regulatorios en los que algunos países sean más flexibles o laxos en política ambiental”, aseguró la investigadora.

Por otro lado, hay un desafío en el tema de trazabilidad, es decir, cuando una empresa puede determinar bajo qué condiciones operan en todo el proceso del producto que ofrecen, desde su planeación hasta la distribución.

La trazabilidad importa, pero no solo para

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Foto: Paola Vera durante el seminario.

que la empresa “pueda ostentar un certificado, sino que este certificado nos esté dando indicios de que se están llevando a cabo prácticas adecuadas y se dé a lo largo de toda la cadena, no solo con el proveedor inmediato”, explicó Vera.


Un ejemplo de la urgencia de políticas de desarrollo sustentable para las empresas está en la industria de la moda, que es, según datos de la ONU, “la segunda más contaminante del mundo, después de la aeronáutica o aviación”, aseguró la especialista. Por ejemplo, para fabricar unos pantalones de mezclilla se requieren alrededor de 7500 litros de agua, el equivalente a la cantidad que bebe una persona promedio en siete años.

Esta comparación se vuelve aún más alarmante si se confronta con los datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). En 2019 indicó que “una

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de cada tres personas no cuentan con servicios de agua potable y en más de la mitad del mundo no hay acceso a servicios seguros de saneamiento” lo que se relaciona con el desarrollo de enfermedades y muerte.


Para la investigadora, no basta con hacer conciencia de que la mezclilla o muchos elementos relacionados con la moda son un problema, sino que habría que establecer lineamientos claros para evitarlos. Así, la participación simultánea de la industria y la sociedad podría acelerar la llegada de un entorno más sostenible.

Una moda más sostenible, por ejemplo, puede apoyarse en la compra-venta o intercambio de prendas de segunda mano.

   ¿Cómo incorporar la sustentabilidad en una empresa?

De acuerdo con Vera, la sustentabilidad empresarial se logra con base en dos conceptos acuñados en la economía: la administración y la gobernanza adaptativas. El primero se refiere a la evaluación de estrategias aplicadas para mitigar los efectos en el medio ambiente, mientras que el segundo tiene que ver con la coordinación de esfuerzos para llevar a cabo las nuevas maniobras.

“No es una estructura jerárquica que venga de niveles de organización superior sino es multinivel y están las personas en un nivel local, quienes trabajan en las comunidades, las universidades que dan apoyo técnico y desarrollan investigación, entes del gobierno, organizaciones internacionales que dan financiamiento, etcétera”, dijo.

Una de las propuestas del economista Oliver Hart para evaluar el funcionamiento de una empresa es a partir de cómo reorganiza sus recursos y capacidades ante cualquier problema, una mirada ad hoc para hacerle frente a la crisis climática.

Para ello se requieren tres capacidades estratégicas: la prevención de la contaminación a través de evaluaciones internas de las operaciones de la empresa, ya que “es más barato prevenir la contaminación que al final estar adaptando tecnologías para controlarla”, dijo Vera.

También sería imprescindible conocer el ciclo de vida del producto que se fabrica y tener una visión compartida en la que empresas trasnacionales colaboren con los gobiernos en la búsqueda de la sostenibilidad.

Vera considera que la Agenda 2030 es un punto de partida para regular la sostenibilidad en los diferentes campos de la industria. Se trata de un plan de acción en el que los Estados Miembros de las Naciones Unidas establecen acuerdos en favor de un desarrollo sostenible; dentro de sus 17 objetivos hay 169 metas de índole económica, social y ambiental.

Actualmente el Gobierno mexicano atiende los objetivos de la Agenda 2030 con tareas específicas para los distintos grupos de la sociedad. En el tema del acceso universal de agua limpia y saneamiento, se espera que la sociedad tome baños cortos y reporte fugas de agua, que la iniciativa privada reduzca el consumo de agua y lleve a cabo campañas de concientización sobre el uso del agua.

Al mismo tiempo, se pretende que la academia mida el impacto de sus propuestas de soluciones, y que los gobiernos vigilen y provean del recurso a cada persona.

De acuerdo con la investigadora, la industria cementera es un ejemplo de cómo se incorpora la sostenibilidad en los procesos de producción, una transformación que ha llevado desde 1994. “En el corazón de la producción del cemento es donde hay problemas de emisiones de gases de efecto invernadero y a parte está el uso de energía eléctrica.(...) Es una industria que tiene centros de investigación para buscar eficiencia”, explicó.

   Sostenibilidad por cohersión o imitación

La sostenibilidad está definida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), como “lo que permite satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las futuras generaciones de satisfacer sus necesidades propias”.

Quiere decir que debería existir un equilibrio entre los recursos naturales disponibles y los que consume la humanidad. Sin embargo, esta armonía es poco respetada.

¿Cómo entonces se logra que las empresas consideren como objetivo principal a la sostenibilidad? Vera lo explica a partir de la teoría fundada en 1983 por Paul DiMaggio y Walter W. Powell, basada en tres mecanismos que demuestran cómo las empresas tienden a parecerse a lo largo del tiempo, lo que conlleva a que busquen las mismas metas.

El primero es la coerción, es decir, que en algún momento los gobiernos ejercerán presión sobre las empresas y éstas se verán obligadas a establecer lineamientos cada vez más sostenibles. Este efecto también puede ocurrir entre las empresas que ya son sostenibles sobre las que todavía no lo son.

El segundo es el mimetismo. Aquí las empresas adoptarán las características de otra que consideran líder en su campo, incluso sin saber por qué lo están haciendo. Finalmente la tercera tiene que ver con la educación superior y cómo sus programas de estudio se actualizan para renovar la administración de las empresas.

Según la clasificación global 2021 de la Corporate Knights, para conocer a las corporaciones más sostenibles del mundo, los 10 primeros lugares los ocupan empresas que pertenecen a Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Francia, Finlandia y Brasil, y se dedican principalmente a comercializar productos relacionados con la tecnología, energía, el transporte, finanzas, alimentos, entre otros.

Finalmente, Vera explicó que las iniciativas para el desarrollo sostenible no pueden estar ajenas a los consumidores. “Lo que vemos en la economía es resultado de la acción de un gobierno que conduce la política pública pero también de los consumidores y de las empresas que toman decisiones”

Las decisiones de las personas consumidoras define los incrementos en la demanda de productos y servicios que provienen de los ecosistemas. Por lo tanto, el ejercicio de tomar conciencia sobre lo que realmente necesitamos inicia desde ese nivel de consumo.

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