Noticia 249

La inteligencia espiritual como vía para reconciliarse con el mundo

Para Rafael González Franco, especialista en inteligencia espiritual, este concepto nos puede acercar al sentido humano y de nuestra existencia.

   Maximiliano Alvarez Arellano
   28 de febrero de 2023

¿Qué es la inteligencia espiritual? Aunque para muchos podría dar la idea de algo sagrado o religioso, para algunos académicos el término se refiere más a la dimensión espiritual del ser humano que involucra cuestiones como la autoconciencia y la reflexión. El concepto ya es un objeto de estudio para quienes ven con preocupación las problemáticas actuales y la falta de convivencia y armonía en nuestras sociedades.

En ese sentido, la inteligencia espiritual se refiere a la capacidad de una persona para reformular y recontextualizar las experiencias desde una perspectiva que reconoce y valora su sentir y su pensar y que toma en cuenta la convivencia con el otro para, con ello, transformar su comprensión de la realidad.

Noticia 243
Rafael Gonzalez Franco habla de inteligencia espiritual.

Esa fue la idea central de la conferencia “Inteligencia espiritual y ética del cuidado” como parte del Seminario de Cuidados para la vida y el bien común, organizada por el Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el pasado 7 de diciembre, e impartida por Rafael González Franco, doctor en filosofía de la educación por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), egresado del Programa de Estudios Avanzados en Desarrollo y Medio Ambiente (LEAD-México) de El Colegio de México.

Rafael González Franco sugiere que es imprescindible abordar nuestra vida cotidiana a través de una visión más espiritual y de la mano de las inteligencias emocional y racional. En conjunto, estas forman parte de la dimensión analítica que le permiten al ser humano entender los procesos más esenciales que ocurren en el mundo, tales como los procesos de sentir, pensar y reflexionar, que dan sentido a la existencia como seres humanos.

González Franco, quien también cursó la licenciatura de Estudios Latinoamericanos e hizo estudios de posgrado en psicología social, concibe el concepto de inteligencia espiritual como una dimensión humana que no se limita a lo racional y que no está forzosamente ligada a la práctica de una religión o creencias.

La inteligencia espiritual tampoco tiene que ver con el coeficiente intelectual ni con el dominio de los conocimientos o inteligencias múltiples como lo matemático o las ciencias exactas. “La inteligencia espiritual nos lleva a decidir cómo habitar el mundo de manera que nuestra humanidad se despliegue plena y gozosamente”, dijo el académico.

Durante más de treinta años, González Franco se ha dedicado a la planificación, evaluación y dirección de estrategias de desarrollo institucional así como en la ejecución de proyectos de corte social en las áreas de medio ambiente y cambio climático. Desde 2002, es consultor en Diagnósticos y Estrategias para el Fortalecimiento de Instituciones (DEFINE, S.A.) una empresa que realiza evaluaciones de proyectos encaminados al fortalecimiento de la gobernanza participativa. Además, se desempeña como analista institucional, consultor y formador en planificación estratégica, evaluación de proyectos y fortalecimiento institucional.

Para el investigador, la espiritualidad no se asocia solamente a lo que es sagrado o a la veneración a alguna divinidad, más bien es la capacidad de dotar a la realidad de significado para cambiar la forma en que comprendemos la realidad. Además, es un criterio que puede ser compartido entre creyentes y no creyentes, como un espacio en común, y de diálogo entre ambos.

“La inteligencia espiritual nos conecta con lo más profundamente humano de nuestro ser y nos permite abrirnos a nosotros mismos, a los demás y al entorno, sean cuales sean los intereses y creencias de los otros, la espiritualidad nos acerca a los humanos a reconciliarnos entre nosotros y con el mundo”, afirma el académico.

La inteligencia espiritual es también una alternativa al aislamiento de la vida contemporánea y al desasosiego que invade al sector de los individuos que creen en lo sagrado o que nunca han encontrado la paz interior al profesar a alguna divinidad; también lo es para quienes, siendo creyentes, lo son por costumbre, de manera rutinaria o con indiferencia.

“La espiritualidad es lo que nos conecta con lo más profundo nuestra humanidad, es el darnos cuenta de manera sentipensante que se trata de un hábito vital que nos da viabilidad como individuos de una especie caracterizada por la conciencia de su propia conciencia. Es lo que nos permite reconocernos siendo en el mundo con toda la profundidad y trascendencia que eso tiene y ahí sopesar y dar sentido a la existencia”, explicó el investigador.

   Vivir y cuidar en comunidad

El autor de las obras El Gobierno de las Organizaciones e Inteligencia Espiritual dijo también que lo que une a la inteligencia espiritual con la ética del cuidado es, primero, la propia característica de la humanidad de vivir y desarrollarse en comunidad. “Los humanos somos viables porque nos relacionamos de manera interdependiente entre nosotros y con nuestro medio”, dijo.

Pero un segundo elemento es que esa relación permanente está -o debería estar- basada en el cuidado, la actitud atenta y dispuesta a procurar el bien del otro en toda circunstancia. En este contexto, la ética del cuidado es la proscripción de la práctica y justificación de cualquier tipo de violencia; es el cuidado mutuo que honra nuestra humanidad y, por lo tanto, se trata de una red vincular que hace posible nuestra vida.

Para González Franco, la inteligencia espiritual es lo que nos permite tener una noción ética, es decir, dar cuenta de que el ser humano es parte de la vida y de una realidad que nos acoge, nos provee, nos protege y nos nutre. Cuando adoptamos lo espiritual como individuos nos acercamos más a un mismo nivel de conciencia que nos permite crear redes de relaciones personales y sobre todo la coexistencia en sociedad.

Para el académico, “la ética del cuidado emerge de la inteligencia espiritual como conciencia de estar viviendo una vida que es asistida por la red de vínculos en la que estamos viviendo”. Esto implica destacar el cuidado brindado por otro ser humano, pero también el brindado por y para el entorno natural.

El académico concluyó en su charla en el C3 que frente a las injusticias que imperan en nuestra época, es más pertinente que nunca cultivar una ética y una inteligencia espiritual, que nos permita crear hábitos de autoconocimiento para aprender a afrontar el dolor, fundar tendencias a cuestionar nuestras propias decisiones, así como la de generar las capacidades de admiración, agradecimiento, asombro y reflexión que aporten a un sentido de convivencia basado en vínculos afectivos y cooperantes.

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