Noticia 258

Hay que hablar de los desafíos sociales de la transición energética

Poner a la humanidad al centro del problema climático cambia la perspectiva y genera una enorme complejidad.

   Valeria Salazar Osorno
   01 de Junio de 2023
Noticia 258



Se habla mucho de transición energética como el conjunto de cambios en los modelos de generación, distribución y consumo de energía para migrar a energías más limpias y sustentables y así mitigar la emisión de gases de efecto invernadero. Visto de forma simplista, sólo requiere reemplazar la energía fósil por energía eléctrica, es decir, descarbonizar la economía. Pero cuando se habla de transición energética desde la perspectiva de cuidados, la transición energética se vuelve mucho más compleja.

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Presentación Carlos de Regules
C3

Lo que nos dice la perspectiva de cuidados es que hay que poner a la humanidad en el centro del uso de la energía fósil y la emergencia climática, dijo Carlos de Regules Ruiz Funes en el Seminario de cuidados para la vida y el bien común del Centro de Ciencias de la Complejidad de la UNAM el pasado 19 de abril.

Carlos de Regules es experto en sustentabilidad, gestión de riesgos, planificación estratégica y regulación en el sector energético. Es el fundador de la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) y ex Subdirector de Planeación Estratégica en PEMEX, haciéndose responsable del plan de negocios y el programa operativo de la empresa. Así mismo, y como parte de su actividad profesional, colaboró con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) como par revisor y en su red de reguladores internacionales.

Pero en los últimos años, De Regules ha dedicado su tiempo a analizar la forma en la que puede verse la transición energética desde una perspectiva de cuidados.

Para el ex subdirector de planeación de PEMEX, la transición se vuelve más compleja cuando se toma en cuenta a las personas pues, dice, cuando se haga esta transición energética, seguramente, habrá una gran pérdida del mercado laboral. Y no hace falta esperar mucho para ver sus consecuencias.

“¿Qué hacemos con esa gente que se va a quedar sin empleo? ¿Cómo hacemos para financiar los electrodomésticos en hogares de bajos recursos para que funcionen con energía eléctrica (renovable)? ¿Qué haremos con el costo de la electricidad? Si ponemos a la persona en el centro de la problemática, esos son el tipo de cuidados que nos parecen evidentes”.

De acuerdo con el reporte realizado en 2019 por el consorcio Comunidades y Energías Renovables, la transición energética en México tiene algunas implicaciones sociales como: el riesgo de acelerar el desempleo en regiones o comunidades que dependen de la industria de hidrocarburos. Por ello, se debe considerar la realidad social de los distintos territorios del país, es decir, las posibilidades de poder llevar a cabo un proyecto de transición tomando en cuenta las áreas naturales y los habitantes de la zona, a través de consultas públicas e indígenas dentro del territorio donde se llevará a cabo el proyecto para así evitar la violación de derechos humanos y respetar los usos y costumbres de los pobladores. El ejemplo más claro y más estudiado es el caso Mareña Renovables que pretendía, en 2007, la construcción de un parque eólico en la región de La Ventosa en Oaxaca, más específicamente en las comunidades indígenas de San Dionisio del Mar y Santa María del Mar.

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Carlos de Regules durante el Seminario de cuidados para la vida y el bien común en el C3.
C3.


Está claro que la quema de combustibles fósiles está asociada con el aumento de gases de efecto invernadero que provoca distintas crisis. Según el portal de la Organización de las Naciones Unidas estos problemas incluyen la elevación en las temperaturas, tormentas más potentes, aumento de sequías, calentamiento y aumento del nivel del mar, desaparición de especies.

Todos estos efectos no pueden verse de manera aislada, sino como un conjunto de elementos conectados que provocan otros problemas que afectan (y afectarán) a los seres humanos, como la escasez de alimentos, la pobreza, la desigualdad, las enfermedades emergentes o los desplazamientos climáticos.

Y para disminuir esos riesgos, la transición energética es necesaria. Pero lo que plantea De Regules es que eliminar los combustibles fósiles no está exenta de afectaciones para los seres humanos. Para el académico, es necesario reconocer que “la energía fósil, en el caso de países como México, está en la vivienda, la alimentación, el agua, el empleo y todo ello tiene como zoclo la disponibilidad y el uso de energía particularmente fósil”, lo que dificulta el camino a una transición energética.

“Todo lo que hacemos, cómo vivimos, cómo nos alimentamos, en qué trabajamos, tiene un huella climática asociada con el uso de energía fósil y sin duda es indispensable reducir esa huella de carbono de todo lo que hacemos, pero hacerlo tiene su chiste, además porque hay que hacerlo pensando en las consecuencias de la transición energética”, explicó.

El ser humano, en el centro de la inacción

Si bien el fundador de la agencia ASEA no propuso una forma específica de disminuir los impactos sociales que tendrá la transición energética, sí complejizó los retos que se deberán afrontar desde la perspectiva de cuidados. De acuerdo con él, hay tres grandes desafíos.

El primero está relacionado con el comportamiento, con cómo es que el ser humano percibe el peligro. “No nos está sonando la alarma climática porque lo vemos lejano en el tiempo, lo vemos gradual y entonces no hay un sentido de urgencia y por eso estamos muy cómodamente pensando en soluciones y no en la urgencia de implementarlas”, aseguró.

El segundo factor está vinculado con la política pública, con las decisiones que se toman desde el poder y siguiendo una agenda. “Ningún político en su sano juicio va a tomar decisiones impopulares como restringir o cambiar ciertos modos de vida si eso no le retribuye beneficios políticos en el corto plazo. No hay manera que desde la política se puedan tomar ese tipo de decisiones”.

Sumado a este factor está un falso dilema de desarrollo y desarrollo sustentable que, en palabras del especialista, significa que “hay líderes de países menos desarrollados que reclaman su derecho a desarrollarse usando combustibles fósiles con el argumento de que grandes ciudades ya lo hicieron, ya contaminaron. Es un sinsentido pero es real y existe”.

Y el último factor tiene que ver con la economía, con las decisiones empresariales y de inversión. “Mientras el capital no vea un riesgo real, inminente a sus beneficios difícilmente va a cambiar sus decisiones de inversión”, aseveró De Regules.

Por eso se tiene que pensar en el cambio climático tomando en cuenta todas estas complejidades humanas, sociales, políticas y económicas. “Es indispensable hablar de mitigación de los gases de efecto invernadero pero es aún más urgente hablar de adaptación [humana] al cambio climático, de estrategías de adaptación”. Y sobre todo, dijo, hacerlo desde una perspectiva de cuidados en donde las personas sean el motivo de reflexión y de acción climática.

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