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Ilustración de Fernando Nieto López/C3-UNAM

La migración no es violencia, sino desarrollo

Con la llegada del COVID-19, los flujos migratorios han cambiado, por lo que surge una nueva ola de crisis en movilidad en México.

   Luisa Regina Sánchez Rodríguez
   5 de septiembre de 2024

Aunque la migración se ha estigmatizado como sinónimo de violencia debido a la acentuada crisis de refugiados y de flujos migratorios, algunos especialistas proponen ver la migración desde una perspectiva distinta: una oportunidad de desarrollo, una forma de sensibilizar a la sociedad mexicana frente a la movilización forzada, y un llamado de emergencia para los Derechos Humanos.

Algunos de ellos estuvieron el pasado 30 de abril en el octavo encuentro CITA (Ciencia, Innovación, Tecnología y Academia), organizado por el Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en alianza con la Academia Mexicana de Ciencias.

Tonatiuh Guillén, sociólogo, profesor del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo de la UNAM, y ex comisionado del Instituto de Migración de 2018 a 2019, impartió la charla “México y su coyuntura migratoria. Dimensiones y tensiones”, en la que explicó que ha habido un cambio importante en la cantidad y tipo de migrantes que han llegado a Estados Unidos después de la pandemia.

De acuerdo con los registros de esa autoridad migratoria, la cantidad de personas que arriban a su frontera sur en condiciones irregulares se divide en dos tipos: el intento de cruce o la solicitud de refugio, llamados encuentros. Y aunque durante muchos años, la mayor parte de los migrantes iban por un intento de cruce, ahora el número de encuentros ha tenido un aumento de hasta un 1,000%. El especialista indicó que a finales de 2017 se registraron de 30,000 a 50,000 encuentros al mes, mientras que en diciembre de 2023, la cifra ascendió a 300,000 encuentros.

Antes de la pandemia, se perfilaban números altos de encuentros, pero estables, sin embargo, en el periodo pospandémico, hubo un crecimiento inusitado debido a las implicaciones del Covid-19 en América Latina en estructuras sociales como en la economía, la educación o en servicios públicos, por ejemplo, la devaluación, la inseguridad, la falta de oportunidades de trabajo y la caída en los sistemas de salud.

Para México, dijo Guillén, eso ha significado un cambio en el tipo de personas que migran: antes de 2022 el flujo estaba mayoritariamente conformado por adultos que migraban solos en busca de trabajo con el fin de mantener la economía y prosperidad de sus familias, pero ahora la mayoría son familias.

Ahora “salen grupos familiares en una dinámica que implica el abandono de lugar, lo que significa que la familia ya no puede quedarse en el lugar donde estaba [...]. Hay factores que empujan a las familias, en el campo son desplazamientos forzados”, dijo Guillén. Estos desplazamientos forzados son el resultado del crecimiento de la violencia y la inseguridad, así como la falta de Estado de derecho, lo cual genera altos niveles de impunidad y de desconfianza en el sistema de justicia.

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Hermana María Magdalena Silva y Patricia Mercado en la CITA “México y su coyuntura migratoria. Dimensiones y tensiones” en el C3-UNAM.

Foto de María Fernanda Aguilera González/C3-UNAM.

En la CITA, también participaron como comentaristas Elba Gutiérrez, abogada y directora del Programa Global Pro Bono de la firma Greenberg Traurig; Patricia Mercado, periodista y fundadora del medio y organización civil, Conexión Migrante; y la hermana María Magdalena Silva, defensora de los derechos de las personas migrantes en México, y directora de Casa de Acogida Formación y Empoderamiento de Mujeres Migrantes (CAFEMIN), quienes coincidieron en la necesidad de mirar la migración desde una perspectiva más positiva.

Elba Gutiérrez destacó que México no maneja la crisis de movilidad forzada desde un entendimiento de los Derechos Humanos, sino que hace uso de la securitización. Esto quiere decir que se establece, por encima de las personas, el bienestar del Estado y sus acuerdos económicos y de política exterior, que se tienen principalmente con Estados Unidos.

De acuerdo con la hermana Magdalena Silva, a pesar de que los migrantes se consideran sujetos de protección, el problema radica en que la sociedad se cuestiona por qué se deberían cuidar si solo vienen de paso.

Y esto desaata un problema paralelo: la discriminación. “Con el aumento de centroamericanos y sudamericanos que se quedan en México, hay un aumento en la xenofobia en el país", declaró la periodista Patricia Mercado.

Esto se debe a la imagen equivocada que se tiene sobre la migración, tanto en los medios como en la sociedad. “La gente mal informada cree que la migración significa delincuencia, pobreza y problemas, porque si lo vemos con otros ojos, creo firmemente que la migración también significa desarrollo y diversidad, y crecimiento económico”, dijo Mercado.

   Problemas aunados: Desinformación, violencia y crimen organizado

Pero la discrmininación solamente es una de las múltiples facetas de la migración. Patricia Mercado compartió una investigación que realizó en conjunto con cinco medios, en la que se encontró un negocio de desinformación migrante, donde los mismos migrantes, a través del mundo digital, conectan a otros con estafadores que dicen ser abogados, o que prometen cruzarlos y luego los secuestran.

Como parte de esa investigación, se realizó un sondeo digital a 210 migrantes entre el 2 y el 16 de junio de 2023, en el que se reveló que estos procesos complejos de desinformación, afectaron a una cuarta parte de las personas con pérdidas de dinero de hasta 20,000 dólares.

“La información de calidad es vital para la comunidad migrante porque hay una gran cantidad de engaños, y trabajamos mucho en acercar información de calidad verificada a la comunidad. Lo hacemos de forma personal en el centro de atención al migrante, ahí recibimos entre 800 y 1000 comunicaciones con las personas, la garantía es que contestamos al 100%, y lo que no sabemos, lo investigamos, y luego regresamos con la gente”, explicó Mercado.

La hermana Magdalena Silva aportó su perspectiva de lo que se vive en los albergues. “Ahí llega la gente con historias, con familia, las que dejan, las que traen, es una vida dividida e incierta. CAFEMIN lleva desde el 2012, pero ha cambiado según lo que implica el mismo flujo migratorio, sus circunstancias, sus situaciones”, manifestó.

En cuestión de mujeres, Magdalena Silva comentó que, cuando se creó CAFEMIN, el flujo de mujeres migrantes era muy bajo, de 10 a 20 mujeres. En ese entonces, el objetivo era ayudar a las mujeres que buscaban establecerse en el país.

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La migración de familias enteras crece debido a la violencia y la inseguridad. Foto de UNICEF México.

Pero en 2018, con la llegada de las caravanas, todo cambió. No sólo aumentó el número de mujeres migrantes sino que empezaron a registrar una tasa altísima de violencia contra ellas. Hoy, dice Silva, el 90% de las mujeres atendidas en su organización fueron abusadas sexualmente durante su ruta migratoria. Además de las mujeres, se detectaron poblaciones de niños, niñas y adolescentes no acompañados.

Otro problema que se ha agravado en la última década es el crimen organizado, que ha permeado en las familias de migrantes hasta forzarlas a convertirse en traficantes.

La hermana Silva declaró que se vive y se convive con el crimen organizado dentro de estos espacios, e incluso en algunos casos son controlados por los delincuentes. El Estado, dice ella, es omiso y cómplice de esta situación de vulnerabilidad, pues se ha intentado el diálogo, pero siempre “responden que sus cifras no corresponden con nuestros registros”.

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Hermana María Magdalena Silva, Patricia Mercado, Tonatiuh Guillén López, Julia Tagüeña, Elba Gutiérrez Castillo y Xavier Soberón Mainero en la CITA “México y su coyuntura migratoria. Dimensiones y tensiones” en el C3-UNAM.
Foto de María Fernanda Aguilera González/C3-UNAM.

A pesar de la complejidad del problema, los especialistas fueron positivos. “No hay que negar que haya problemas -dijo Mercado- pero si lo hacemos con una mirada más positiva con políticas públicas que acompañen y ayuden a esta comunidad, la situación sería muy diferente.

Elba Gutiérrez también fue positiva. “Creo que hay una esperanza de todavía usar el Estado que tenemos, de usar el sistema de pesos y contrapesos con el que contamos, y seguir haciendo de este tema polémico y complejo, algo positivo. Es algo que hace muy bien el C3, no se puede ver el fenómeno nada más desde las estadísticas, o desde lo humanitario o lo legal, porque al final, todos trabajan juntos para poder llegar a los efectos que queremos en el sistema migratorio”.

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