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La música y el arte nos ayudan a cuidarnos

Benjamín Juárez invita a pensar en que los cuidados y el arte están relacionados por medio de nuestro entorno.

   Miguel Ramírez Fuentes
   24 de abril de 2025

La reapertura de la Catedral de Notre Dame de París el pasado 7 de diciembre de 2024 tras su incendio en 2019 captó la atención del mundo. Durante la ceremonia, artistas como Pharrell Williams, Nadine Sierra, Gustavo Dudamel y muchos otros pudieron rendir homenaje a uno de los lugares más conocidos por su historia y estética.

Con este acontecimiento, Benjamín Juárez, profesor emérito de la Facultad de Bellas Artes en la Universidad de Boston, en Estados Unidos, explicó cómo el arte y los cuidados pueden ir de la mano para comprendernos a nosotros mismos y generar comunidad.

Todo esto lo presentó en la sesión del del Seminario de Cuidados para la Vida y el Bien Común del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la UNAM.

Más allá de un recinto religioso o de una ceremonia con personajes políticos, Juárez invitó a reflexionar sobre la importancia de lo sagrado y lo estético que representa un lugar con más de 800 años de historia, mismo que se expresa a través de su arquitectura, sus vitrales, sus pinturas y de las personas que participaron en su restauración.

Durante esta charla, el profesor emérito puso la música como ejemplo de cómo describir este ámbito: “En todas las religiones y en todas las geografías del mundo siempre hay música. A los dioses no los vemos. Vemos imágenes, recreaciones. A los dioses los oímos a través de los ecos, las resonancias”, destacó.

   Una forma de reconstruirnos

Al igual que la medicina, el arte también ayuda a sentirnos mejor, ya sea por medio de los colores, los movimientos o las melodías. “Cuando no podemos decir nada en palabras, el arte y la música pueden tener un lugar. Cuando hay una ruptura en el ámbito social, también”, explicó Juárez.

De esta manera, el artista no solo termina demostrando su talento, sino que también tiene una visión de cuidar, de atender causas, dudas o enigmas que hay en nuestro entorno. “El artista tiene que ser responsable de su propia función terapéutica. Tiene que crear esos espacios seguros y tiene que validar esas experiencias que son marginadas”, señaló el profesor emérito.

Bajo una perspectiva de cuidados, la responsabilidad y el compromiso son rasgos que radican también en el proceso de expresión artística. Participar en un coro, en un grupo de danza, o pintar un mural son algunas de las tareas y actividades que hacen del arte una experiencia viviente, pero también una oportunidad para tener vínculo con los demás. “El artista deja de hacer muchas cosas para realizar algo que es más grande que ella o él porque va a trascender. Seguirá ahí por mucho tiempo”, comentó Juárez.

De aquí nace, a su vez, la importancia del autocuidado en el mundo del arte donde el artista necesita atención debido a que puede ser vulnerable, ya sea al no tener los recursos suficientes para desempeñar su labor, o que sea víctima de ataques en contra de sus derechos humanos.

La organización Artists at Risk Connection (ARC) ha apoyado alrededor de 2000 artistas en los países en los que tiene conexión que se encuentran en una situación de vulnerabilidad. En 2021, se creó la Red de Protección de Artistas en Riesgo (PAR) en la que se integran 7 organizaciones de América Latina y el Caribe que buscan proteger a escritores, periodistas, bloggers y otros artistas así como promover su libertad de expresión.

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La reapertura de Notre Dame ha significado un espacio para conectar con el arte y la historia de la humanidad.

   Autoconocimiento: un proceso para cuidar

El arte conecta con las personas, pero también es fuente de inspiración que el artista ocupa para entender el mundo y transformarlo. Mediante este análisis, Benjamín Juárez destacó el trabajo de Gloria Anzaldúa, una poeta y escritora chicana (americana de origen mexicano) del siglo XX.

Debido a su origen, sus vivencias se definieron en las fronteras. Se estaba de un lado o de otro, pero decidió que no necesariamente debía ser así. En su obra “Borderlands/La Frontera”, escrita en 1987, trató de definir la interseccionalidad de sus dos culturas como una forma de resistencia y eso solo se podía hacer desde las palabras y el autoconocimiento.

Por lo que conocer nuestro entorno y conocerse a uno mismo es el puente para ver la función social del arte: “Un músico del siglo XXI no puede ser solo un virtuoso que está tocando para que le aplaudan o ganar millones de dólares. Por eso tenemos que imaginar (tanto artistas como escuchas) cuál es la función curadora de la música en la sociedad y cómo preparar al músico para que trabaje en los hospitales, las cárceles, centros comunitarios”, señaló Juárez.

Con este vínculo entre cuidados y el arte se podrá fundar una perspectiva que incluya lo comunitario y lo humano para una mejor sociedad. “Mientras no reconozcamos la dignidad que hay en cada ser humano, no podremos tener las herramientas para abordar una obra de arte, y por supuesto, tampoco los temas de cuidados”, concluyó.

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Benjamín Juárez expuso el cómo el arte nos ayuda a cuidar pero también a cuidarnos.

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