A pesar de que los políticos, o las personas que hacen política, suelen tener una connotación negativa ante la sociedad, el politólogo Hugo Garciamarín Hernández propone regresar a un concepto del griego clásico para entender que la verdadera cualidad de un político es cuidar a los demás para garantizar su felicidad.
“Epimeleia: cuidar como concepto político” fue la charla que presentó recientemente Garciamarín, doctor en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM, en el Seminario de Cuidados para la Vida y el Bien Común del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El también catedrático en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y la Universidad Nacional Rosario Castellanos dijo que la epimeleia puede enriquecer la discusión actual sobre la ética de cuidados actualmente porque alude a cualidades asociadas a la conducción política, dirección y atención de la cosa pública en la antigua Grecia.
La epimeleia
Por un lado, la palabra “epimeleia” viene del griego antiguo, se compone del prefijo “epi” que significa “sobre” o “acerca” y de la raíz “meleō” que significa “preocuparse” o “atender” y en su conjunto significan “cuidado, solicitud, atención, dirección y gobierno”.
Y su uso, dijo el académico, era para describir acciones prácticas como el esmero al realizar algo como cualidades asociadas a la conducción política y hacia la responsabilidad cuidar de o estar al frente de.
De acuerdo con Garciamarín, obras clásicas abordan el arte de cuidar y su relación con la política. En su obra Político, el filósofo griego Platón desarrolló extensamente el término epimeleia con un sentido político y definió al político como un guardián del Symploké (el entretejido social).
La cualidad del político “es entretejer lo complejo con justicia y de buena forma; lo que se desgarra lo surce, por eso el político debe tener el oficio y la técnica”, precisó el investigador.
En su obra La República, Plátón también plantea la legitimidad de la dominación, pero desde una perspectiva distinta a la tiranía. “A diferencia de los tiranos, que no se gobiernan a sí y son esclavos de sí mismos, todo cuidado del guardián es recibido con agrado”.
Otro caso es la novela del siglo XIX, Fausto, en donde el alemán Johann Wolfgang von Goethe resaltó cómo el destino del protagonista, Fausto, da un giro ante su decisión por el bien común y logrando su redención: “(habiendo sido cegado) mirando a sus adentros Fausto considera que, para poder trascender, él tenía que dejar de pensar en sí mismo y más bien pensar en los demás. Se levanta con un espíritu que no tenía y coordina, ciego, las acciones para convertir la tierra donde está en un lugar donde todos y todas puedan ser felices”, narró Garciamarín.
En este fragmento, dijo el ponente, están presentes nociones relacionados con los cuidados, como “cuidar como ética; cuidado como forma de relacionarse con los demás; y el hecho cuidar como un acto político”, lo cual da cuenta de que la noción de cuidado y su importancia nunca han sido excluidas de las reflexiones humanas.
Concepto perdido
Garciamarín ha trabajado como investigador, director y consultor en materia de políticas públicas y comunicación política, también es director de la Revista Presente cuyos temas son de índole político, social y cultural.
Para él, existe una falla común en el enfoque de muchos artículos académicos sobre el cuidado: “Los trabajos existentes sobre la ética del cuidado recurren muy poco a la historia de las ideas como fuente de retroalimentación”, dijo.
“Se asume que es aquí y ahora donde está el concepto y eso genera que se asuma que los planteamientos elaborados desde el presente no tienen precedentes”, explicó.
Sin embargo, las obras clásicas retratan la claridad sobre la importancia de las actividades de asistencia, la interdependencia y respecto de la son importantes para entender el origen y el sentido de los cuidados.
Garciamarín dijo que no es acertado el asumir que ideas como la responsabilidad, las relaciones personales, la fragilidad humana y la práctica del cuidado han sido completamente ignoradas por el pensamiento filosófico, político y ético”.
Y es que según la cosmogonía griega, toda organización requiere del cuidado: “Cuando Kronos gobernaba el universo, los humanos vivían en un estado idílico, pero al ascenso de Zeus, éste decide que los humanos se hagan cargo de su propio cuidado lo que provoca que surjan leyes”, narró Garciamarín.
De ahí que “el político hace el papel que antes hacían los dioses que es cuidar, cuidar a través del gobierno”.
Garciamarín dijo que si bien es importante que exista un mayor interés sobre este tema, la ausencia de precisión sobre cuándo se comenzó a hablar del cuidado, repercute en los trabajos sobre la de los cuidados.
La idea de construir una ética basada en el “cuidar” surgió en la década de los ochenta con el trabajo de la psicóloga y filósofa estadounidense Carol Gilligan, el cual proponía un enfoque más relacional y contextual en materia de ética, en vez de la teoría hegemónica de la justicia, que gira en torno a conceptos abstractos.
La obra más reconocida de Gilligan es "In a Different Voice" en la cual según Garciamarín, la autora “inaugura un marco histórico, una forma de entender el concepto de cuidar a partir de nuestra época”. “Están enfocados especialmente en el cuidado como un trabajo realizado principalmente por mujeres que ha sido históricamente invisibilizado y dialogan poco con el cuidado como ética y cuidar como relación con el mundo“, aseguró Garciamarín.
Para Garciamarín, el concepto de epimeleia puede guiarnos para construir una perspectiva más actual del cuidado. Epimeleia es “una forma compleja de relacionarse con el mundo que puede producir un nuevo orden,desde la corresponsabilidad, el afecto y la no dominación, enfrentando las condiciones estructurales que no son parte del dominio de las personas”.
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