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De flores y sueños

   Andrea Ángeles Pérez
   29 de agosto de 2018

¿Qué es la ciencia?

Un frenesí.

[...] Que toda la ciencia es sueño,
y los sueños, sueños son.


Con esta reinterpretación, por parte de uno de los asistentes, de La vida es sueño de Calderón de la Barca culminó la tercera sesión del Seminario Arte-Ciencia en el marco de la Complejidad el pasado 23 de agosto en el Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la UNAM.

En esta sesión, Daniel Godínez-Nivón, artista visual con maestría en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM y tallerista de la Unidad de Vinculación Artística de la misma institución, presentó su trabajo artístico y avances del proyecto Identificación de la flora onírica.

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Foto:Recuerdo el día en que nací. Será mañana. 2018
Técnica: Protección Holográfica
Un proyecto de Daniel Godínez Nivón con la colaboración de Neyva Elizabeth Bravo Escobar, Isabel Bravo Escobar, Teresa Bravo Escobar, Alejandra Raquel Medina, María Francisco Baltazar, Guadalupe Alvarado Alonso, Guadalupe Hernández del Ángel, Belén Hernández del Ángel, Wendy Cruz Rojas, Belén Guzmán Cruz, Karen García Benítez, Ximena Reyes Ríos.

“Los proyectos de Godínez-Nivón permiten establecer un diálogo entre la diversidad integrando conceptos muy contrastantes, por ejemplo, artistas, científicos y adolescentes de una casa hogar. Esto permite desbordar el oficio común de un ilustrador o un científico”, explicó Rossana Lara Velázquez, coordinadora del seminario.

“Los proyectos de Godínez-Nivón permiten establecer un diálogo entre la diversidad integrando conceptos muy contrastantes, por ejemplo, artistas, científicos y adolescentes de una casa hogar. Esto permite desbordar el oficio común de un ilustrador o un científico”, explicó Rossana Lara Velázquez, coordinadora del seminario.

   Aprender en sueños

En su participación, Godínez-Nivón explicó que una de las preguntas que busca responder en las intervenciones artísticas que realiza es “¿qué forma tiene la colaboración?”. Para ello el artista labora a través del tequio –una forma de trabajo colectivo— en diversos proyectos. “Es una forma de crear arte, de generar algo que no existía a partir del trabajo conjunto”, reflexionó durante el seminario.

Del trabajo colectivo a través del tequio con una Asamblea de migrantes indígenas de la Ciudad de México, surgieron las Tequiografías, recursos narrativos y visuales que recuperan el conocimiento comunitario, al estilo de las monografías que se encuentran en cualquier papelería.

En la elaboración de este proyecto colaboró con mujeres parteras provenientes de Oaxaca y se encontró con algo que llamó su atención: tienen la creencia de que “durante sueños se les revela su futura profesión y es través de este plano onírico que aprenden a conocer el cuerpo humano para percibir su relación con la naturaleza y entenderlo el día del nacimiento”, narró Godínez-Nivón durante el seminario.

   Soñar juntos

A partir de esta experiencia de aprendizaje con las parteras, el artista visual decidió elaborar un curso (propedéutico) onírico, recuperando el papel de las ensoñaciones como “estrategia de enseñanza y aprendizaje [...] ejercida en los sueños”.

En 2015 pudo transformar este bosquejo en un proyecto artístico tangible, gracias a la invitación del Programa Curatorial de la Fundación Alumnos47 para generar una obra de arte dentro del proyecto Zonas Liminales con las adolescentes de la Casa Hogar Yolia.

Para elaborar la obra comunitaria, a partir de los sueños “se tenían dos sesiones a la semana: una de sueño colectivo y otra de asamblea, meditación y convivencia” para platicar de los sueños y formar un vínculo, explicó el artista.

El objetivo “era encontrarnos todos juntos y aprender en un sueño trabajando con la intención. También representó un pretexto para conocerse a sí mismo y escucharse internamente a través de las ensoñaciones”. A partir de esta vivencia se generó un libro, donde se narra gráficamente el proceso de este proyecto a través de dibujos – Curso Propedéutico Onírico: Aprender en sueños–.

   De sueños y flores

Después de unos meses Godínez-Nivón se percató que aparecía un elemento común en los sueños de las adolescentes: plantas y flores. Por lo cual decidió que el material simbólico de su obra serían las plantas, con el cual se elaboraron dibujos, esculturas y representaciones tridimensionales.

Las esculturas de las plantas soñadas se convirtieron en un jardín onírico que se encuentra reposando sobre la mujer dormida – el Iztaccíhuatl–. Estas piezas las esculpieron un grupo de artistas de la Facultad de Artes y Diseño en trabajo conjunto con las adolescentes creadoras de esta flora.

Al principio soñaban con plantas conocidas, sin embargo, conforme pasaba el tiempo éstas comenzaron a hacerse irreconocibles, casi quiméricas. Esto fue lo que llevó más adelante al artista a ir con especialistas. “Cuando llegué a la Facultad de Ciencias, UNAM, se entusiasmaron muchísimo, me dijeron: nosotros conocemos la flora de esta realidad, pero aún no identificamos la que se encuentra en los sueños”.

Éste fue el inicio del trabajo conjunto del artista visual con botánico e ilustradores científicos, quienes pretenden identificar la flora onírica de las adolescentes del Yolia. Además de comprender la historia de vida, evolución, germinación y tipo de semilla de cada planta.

Este grupo de trabajo ha generado una serie de ilustraciones y diagramas onírico-evolutivos que conjuntan conceptos de biológicos a la interpretación artística de los sueños con plantas. Además de haber desarrollado representaciones tridimensionales a través de análisis científicos. Actualmente el proyecto sigue ampliándose y sigue abierto a nuevos planes, cuenta el artista visual.

“La complejidad implica un pensamiento colectivo”, dijo Rossana Lara, investigadora del C3 en implicaciones sociales de las interrelaciones arte, ciencia y tecnología. Visto de esta forma, el trabajo de Godínez-Nivón es un claro ejemplo de cómo la interrelación comunitaria permitió el surgimiento de nuevas ideas y proyectos. Así mismo, la diversidad y alteridad –reconocimiento del otro–, permitió la organización colectiva y la emergencia de nuevas propiedades.

*Foto: Estudio de flora onírica, 2018

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