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Búsqueda melódica

   Jessica Gamiño González* y Ángel Garduño-Sánchez
   24 de octubre de 2018
“La improvisación no siempre funciona…”
–Natalia Pérez Turner, 2018.

Cuando eres niño, la primera forma de aprender y explorar el mundo es jugando. De este modo, afirma Natalia Pérez Turner, comenzó a improvisar, jugando con la música, explorando combinaciones de sonidos distintos a los que aprendió durante su formación como chelista clásica.

El 18 de octubre pasado Pérez Turner se presentó a dueto con Darío Bernal Villegas, baterista e improvisador, dentro de los Jueves de Música del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la UNAM.

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Ambos cuentan con formación en música clásica y música contemporánea. Pérez Turner estudió en el Conservatorio Nacional de Música, en el Centro Cultural Ollin Yoliztli y en el Centro de Investigación y Estudios Musicales.

Por su parte, Bernal Villegas estudió la licenciatura en la Universidad de Las Américas, en Puebla y una maestría en composición en Goldsmiths, University of London. Para Villegas, Inglaterra es el lugar ideal para combinar la composición y la improvisación pues, “hay mucha apertura además de haber muchos buenos improvisadores”.

   De la partitura a la improvisación

Pérez Turner encontró que la música ya escrita no siempre era de su agrado por lo que buscó descubrir nuevos sonidos con los cuales “formar una especie de archivo de sonidos que te gustan […], creando un lenguaje propio” que le permite improvisar sola o con otros.

Para Bernal Villegas la mezcla entre la composición y la improvisación consiste en “abrir espacios en los que (el músico) pueda ser creativo [...] y pueda buscar materiales que no necesariamente vienen de lo que alguien compone”. Por ello, afirmó que la experimentación es la base de su proceso creativo.

Durante su presentación en el C3, ambos artistas mostraron excelente comunicación al experimentar. El sonido del arco deslizándose sobre las cuerdas del chelo se fusionó con el golpeteo de las baquetas contra la tarola, con el rechinido de las rocas y la piña silvestre, y con las vibraciones del platillo sobre la tarola.

   Complicidad creadora

Bernal Villegas dijo que al improvisar lo más difícil es escuchar: “tener una oreja abierta a todo lo que sucede sonoramente y con esa escucha poder aportar algo”. Durante una de sus improvisaciones, tanto Darío como Natalia mantuvieron los ojos completamente cerrados, dejándose llevar completamente por su escucha.

A este respecto, Pérez Turner señaló que “hay gente que sólo se escucha a sí misma”, y eso implica que, como en una conversación alguien te interrumpe para hablar de otro tema, y por más que trates de seguirle el paso no siempre se logra establecer comunicación. Quienes se dedican a la improvisación coinciden en que improvisar junto a alguien presenta mayor complejidad que improvisar solo.

Ambos músicos coincidieron en que escuchar y proponer es primordial en la improvisación, sobretodo cuando lo haces en compañía de alguien, pues debes integrar ambos sonidos.

   Búsqueda compleja

La chelista aseguró que los instrumentos de cuerda, en especial el chelo, pueden ser más polifónicos pues generalmente “se toca una línea o dos y hay siempre una búsqueda de tener más líneas [...] tiene que ver más con texturas y sonoridades no definidas”.

Bernal Villegas asoció la complejidad a su música con los timbres, dado que “la naturaleza de la improvisación es explorar los instrumentos y no tocarlos de forma tradicional lo cual genera sonoridades que eran desconocidas”, además de la forma en que un sonido conecta con otros sonidos al improvisar en pareja o en grupo: “cómo los sonidos que cada uno elige van dirigidos a un mismo camino”.

Actualmente Bernal Villegas se encuentra experimentando con sonidos electrónicos, mismos que llamó “grabaciones de campo”, que manipula en tiempo real, al tiempo que interactúa en la tarola con distintos tipos de baquetas, alambres, piedras y otros objetos.

Durante su presentación en el C3 varios de sus sonidos electrónicos pudieron mezclarse con el sonido de la tarola y el chelo de Pérez Turner, destacando “la voz de un cura en una misa escuchada al revés”, además de algunos sonidos de animales, voces de pregoneros y ruidos.

Se trata, de acuerdo a la chelista, de una búsqueda de sonidos que puedan ser manipulados para que al final formen un ensamble.

*Becaria del Programa UNAM-DGAPA-PAPIME PE308217

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