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El arte para la ciencia

   Metzli Gasca Torres
   28 de febrero de 2020

Es común pensar que la ciencia y el arte son ámbitos completamente ajenos, tan distintos entre sí que no tienen nada que ver el uno con el otro. Sin embargo, desde las ciencias de la complejidad y desde una visión multidisciplinaria académicos y artistas se preguntan: ¿puede la ciencia servir al arte o el arte serle útil a la ciencia de algún modo?.

Fue así que el pasado 14 de febrero, durante el panel de discusión Ciencia, sonido y filosofía, presentado durante el “Encuentro Interdisciplinario de Ciencia, Sonido y Música (EICSM)” en el Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) de la Universidad Nacional Autónoma de México, Mayra Sánchez del Instituto de Filosofía de La Habana y Gustavo Martínez Mekler investigador del Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM y miembro del C3, decidieron derribar la barrera invisible construida entre el arte y la ciencia para unirlas con un fin común: la creatividad.

   La ciencia tras el arte

Martínez Mekler inició el panel de discusión comentando que al contrario de lo que muchos piensan, el arte y la ciencia se pueden fusionar sin ningún problema. “A mi me fascina la música y además me gusta mucho la ciencia. Esta relación entre arte y ciencia siempre ha sido algo que me ha motivado muchísimo, ha sido algo que me ha hecho vivir mejor”, dijo durante su presentación. De hecho, ha sido tal la inspiración que ha recibido del arte, y en especial de la música, que se ha convertido en parte de su labor científica.

De esta forma compartió con el público una investigación que realizó en el 2017 donde analizó más de 8,000 partituras de distintos autores encontrando que el comportamiento estadístico está correlacionado con qué tan agradable le parecía una pieza a una persona.

El doctor en física compartió que al apoyarse en el arte para hacer una investigación científica se puede aprender de la libertad creativa, a comparación de la rigurosa lógica a la que está sometida la ciencia. “Las artes son más libres y pueden ser una guía para la ciencia”, dijo.

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   La artificación de la ciencia

Por su parte, Sánchez, doctora en filosofía, hizo una reflexión sobre la percepción del arte y la ciencia. “Toda la cosmovisión moderna se basa en el modelo de las ciencias exactas y naturales pero esto hace que se queden fuera de lugar otro tipo de descubrimientos, otra manera de entender al mundo”, destacó. Habló también sobre cómo la sociedad percibe de manera diferente ambas áreas, la ciencia como lo real, lo que existe en verdad, mientras que el arte se considera como ficción. Sin embargo, si la ciencia es lo real y el arte lo fantástico entonces el arte también tiene su mérito, “por haber puesto en discusión lo que es real”, afirmó la doctora.

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Sánchez considera que la creatividad no es exclusiva del arte. Hacer ciencia necesita tanta creatividad como lógica. “Tan ficcional puede resultar crear una teoría del ámbito de la ciencia como crear una partitura”, ejemplificó. En ambos casos la creatividad es esencial, es el puente que las mantiene unidas, por tan distintas que parezcan.

La ciencia no sólo le sirve al arte, ya sea para interpretarla, o mejorarla. Hay una reciprocidad. El arte también le sirve a la ciencia. Sánchez explicó que a esto se le llama artificación de la ciencia, es decir, “cómo la manera de pensar y de hacer arte puede de alguna manera beneficiar a la ciencia”, aportando una visión completamente distinta a algún problema.

Finalmente, tras abrir el diálogo con los oyentes, el Mekler y la Sánchez concluyeron que anticipan que pronto exista un cambio en la percepción del arte y la ciencia a partir de una educación íntegra y multidisciplinaria que permita el desarrollo de la creatividad para también mantener así viva a la ciencia.


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